Al trabajo del fotógrafo Michael Paul Smith hay que mirarlo de cerca. A simple vista, este hombre pasó años capturando las mejores vistas de una pequeña ciudad. Un pueblo encantador, mágico y ordenado que remonta a la décadas pasadas, decoraciones que recordarían a las primeras décadas del siglo XX en Estados Unidos.
La simplicidad de estas fotografías podrían no llamar la atención, pues se creería que sólo es un trabajo fotográfico que recuerda las situaciones urbanas de aquel entonces; sin embargo, esta ciudad es muy querida por el artista, las pintorescas imágenes reflejan la historia de la vida diaria de aquél tiempo.
Lo curioso es el misterio del pequeño pueblo es que… no es real.
El artista construye modelos miniatura y su pasión son los detalles de este lugar. Lo que comenzó como un ejercicio se ha convertido en el sueño de su vida: reconstruir el pueblo donde nació, Elgin Park. El artista asegura que no es una recreación exacta, sin embargo, la esencia de sus pequeñas y meticulosas creaciones, es capturar el sentimiento de sus memorias allí vividas.
Las pequeñas casas, edificios y múltiples objetos observados son hechos con papel cubierto de resina y plástico estireno. Los automóviles pertenecen a la colección personal de Michael.
Ninguna fotografía ha sido editada, todas están compuestas por un sencillo truco: hacer las tomas con un fondo adecuado para crear el efecto de que es real. Michael cuida cada detalle para que esto no parezca una ficción, desde la iluminación de las casas hasta el clima de la pequeña ciudad, todo para crear una perfecta perspectiva.
El trabajo del estadounidense es digno de admirar porque convierte una ilusión en algo completamente creíble.
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